viernes, 26 de julio de 2013

Mis manos se mueven, mis niños me sonríen y tengo donde dormir

Hoy he pasado por otra zona cercana a la playa (las cosas que tiene vivir en Málaga y que voy cambiando de lugar de trabajo continuamente).


En esta ocasión me he percatado de algo que, a pesar de no sorprenderme mucho por la situación en la que nos encontramos en este maravilloso país llamado España, sí que me ha hecho reflexionar nuevamente.

Y es que, aparcados cerca del mar, en una zona de aparcamiento, me he encontrado con varios vehículos donde se ve que están pernoctando personas. Se trata de vehículos de trabajo (camionetas), que por la coyuntura actual, se han convertido en vivienda.

Después, a lo largo de la mañana, y gracias a que mi trabajo me lo ha permitido, he atendido a diversas personas de las que he aprendido mucho.

La primera ha sido una señora marroquí que ha venido con su hija parapléjica. A pesar de que la niña no podía ni tan siquiera sonreir, el ánimo de la madre no estaba hundido en la pena, sino que irradiaba amor y alegría por ella en todo momento.

Después ha venido un señor que me ha entregado su DNI para identificarse sin poder mover los dedos de manera adecuada debido a una enfermedad, pero sin perder su sonrisa.

Es increíble lo poco que valoramos a veces lo que tenemos. No nos damos cuenta de muchas cosas hasta que comienza a irnos mal. Y en muchas ocasiones nos dejamos llevar por una percepción negativa de la realidad cuando deberíamos vivir desde la perspectiva contraria. Como diría Borja Vilaseca, viendo la vida desde la Ley de Wurphy y no desde la de Murphy. En vez de pensar que la tostada va a caer del lado de la mantequilla, pensar que no va a caer de ese lado e incluso, dar gracias por las veces que no se cae.

Además de todo esto, una chica que ha venido preguntando por una gestión, me ha deseado feliz día, a pesar de no haber podido darle solución a lo que buscaba. Y encima es viernes.

Hoy sabía que el día iba a ser difícil. He ido al trabajo con la idea de no sufrir por lo que me pudiera ocurrir y lo que he obtenido ha sido enseñanza, sabiduría, agradecimiento y bienestar.

jueves, 25 de julio de 2013

PASEO MARITIMO

Me resulta bastante curioso el comportamiento del ser humano.


Hoy he parado la moto junto a paseo marítimo para disfrutar un poco del paisaje.

En un momento he descubierto una gran variedad de aves. Periquitos, gorriones, palomas, gaviotas.

Habré estado unos 10 minutos viendo los pájaros pasar, oliendo el salitre, sintiendo la brisa marina y observando a las personas que pasaban.

Me parece admirable tener la capacidad de sacar el tiempo necesario para hacer unos kilómetros, correr o pasear en bici por el paseo. Sé que la gente lo hace para sentirse mejor, para ejercitar sus músculos, para cuidarse, para estar más saludables y lo encuentro de lo mejor que puede hacerse, aunque no lo comparta del todo.

De todas las personas que han pasado, ninguna se ha percatado de que yo estaba allí. La gran mayoría iban solas. Miraban al suelo. Escuchaban música o miraban el móvil. Todas a lo suyo. Ninguna parecía ser consciente de lo que estaban haciendo, pareciéndome a mí que estaban haciendo una obligación autoimpuesta, más que disfrutando de lo que tenían alrededor.

Cuando ya me he ido de allí, he visto a un niño cogido de la mano de su padre andando por la ciudad. Miraba a su padre con ilusión y admiración (a pesar de que el padre parecía tener bastante prisa) y estaba al tanto de lo que ocurría a su alrededor, como si de una experiencia maravillosa se tratara. ¿Sabes esa mirada que todo el mundo dice que un niño tiene el día de reyes al ver la cabalgata? Creo que no tienen esa mirada solo ese día, la tienen siempre. Pero los adultos nos damos cuenta de ella en ese día que consideramos especial y no se la sabemos agradecer el resto de días.

Deberíamos estar agradecidos a los niños por lo que son capaces de ofrecer sin ni siquiera saberlo, y saber cambiar nuestra actitud ante la vida para parecernos más a ellos.

Viviendo la vida con ilusión y sorpresa somos más capaces de ver lo maravilloso que es lo que tenemos a nuestro alrededor y seremos capaces de valorar todo lo que nos ofrece nuestra existencia.

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